Ahora sí que sí llegamos al final de
curso, al final de una etapa que nos ha hecho crecer en aprendizaje como
personas, pero sobre todo, por qué no decirlo, como maestros.
No creo en las despedidas porque pienso
que si alguien es feliz con lo que ha hecho, con lo que ha aprendido, con lo
que ha vivido… nunca se va del todo, siempre queda un trocito de si mismo en el
lugar que le ayudó a ser la mejor versión de si mismo. Por ello, en vez de
hablar de despedida, de final de curso, prefiero referirme a un nuevo comienzo,
una nueva etapa que me impulsará a experiencias nuevas, nuevos aprendizajes en
el lugar que he elegido para mi, las escuelas, las aulas y los alumnos.
No hay nada mejor que conseguir metas,
creer en ti y alcanzar aquellos objetivos que nos vamos poniendo día a día.
Bueno, si puede haber algo mejor, conseguir que esos objetivos, sean logrados
con ilusión y motivación por unas personas que, por normal general, no se los plantean, mis alumnos.
Todos estos objetivos que yo tenía en la
cabeza hace solo cuatro meses, tienen nombre y apellidos a día de hoy, ¡Que
satisfacción!
Para poder transmitiros mi alegría y
entusiasmo por los grandes avances que han dado los alumnos, vamos a dar un
pequeño paso atrás y volvamos al mes de Febrero, cuando comenzó todo….
- Comenzamos debatiendo.
Por normal general, es muy sencillo que
los alumnos aprendan a escribir y a hablar en educación infantil y al llegar a
educación primaria, se limiten a hacer dictados, copias, deberes….con los que
van superando cursos con los contenidos supuestamente adquiridos y conseguidos.
Pero, ¿esto es así de sencillo?
Desde mi punto de vista, nos quedamos en
lo superficial, en lo que se nos obliga a enseñar sin dedicar tiempo a lo que
realmente importa, el niño.
Conociendo el problema, pensé que sería
fundamental que mis alumnos se sintiesen ellos mismos en clase, estuviesen
cómodos a la hora de hablar y de dar su opinión. Para ello, vi oportuno hacer
alguna actividad que nos permitiese hablar a todos dando nuestros puntos de
vista sobre algún tema concreto.
Para que mis alumnos conversasen sin
miedo, era muy importante que el ambiente que les rodease, fuera el adecuado,
acogedor, en un contexto estimulante y motivador. Entre todos, decidimos que
estábamos mas cómodos sin mesas, sentados en círculo en el suelo, y que en el
centro estuviesen aspectos como la confianza, la seguridad, que nos iban a
ayudar a respetarnos y a expresarnos sin miedo, dónde todas las opiniones
fuesen válidas.
Lo primero que hicimos fue recordar las
diferencias que había entre escuchar y oír, siendo la escucha activa un
aspecto muy importante que sabían trabajar mis alumnos sin problema. Para
demostrarlo, solo había que ver lo atentos que estaban, participativos, el
contacto visual que se establecía entre todos…
Una vez metidos en materia, pusimos en
común unas normas que deberíamos respetar todos para que el camino hacia
nuestros objetivos, fuese lo más cómodo posible.
Uno de mis alumnos interrumpía
constantemente y no respetaba. Recordando estas normas, logré que poco a poco
fuese controlando sus impulsos, empezase a respetar el turno de palabra y como
consecuencia, se sintiese mucho más participativo en estas actividades.
Ahora si, ya podíamos comenzar aquel
ansiado diálogo que todos estaban esperando. Cada uno de ellos fue dando su
opinión sobre el tema elegido ese día, las
redes sociales en menores.
Puse especial atención en otro de mis
alumnos que no participaba, era tímido y le costaba mucho dar su opinión en
público. Desde el principio le recalqué lo importante que eran sus opiniones
para sus compañeros, sus razonamientos eran muy buenos y le recordé que debía
confiar en sí mismo porque sabía hacerlo. En las primeras sesiones, se mantenía
un poco al margen y siempre respeté su postura. A medida que avanzamos en estas
actividades, mi alumno se volvió mucho más participativo, con mucha más
confianza.
Pasamos un buen rato cada uno de los días
que realizamos diálogos o debates. Cada uno de los días, terminabamos con un
pequeño feedback entre profesor y alumno, poniendo en común aquellos errores
que debían corregir y, por supuesto, los aciertos que le hacen crecer en su
proceso de enseñanza-aprendizaje.
- Viajamos a Faunia.
Una vez trabajada la expresión oral y
habiendo aprendido mucho de todos nuestros compañeros, fui consciente de que la
lectura , basándonos en lo que se ha hecho siempre, se limitaba a que uno de
los alumnos leyese en voz alta y el resto siguiesen la lectura en voz baja
hasta que fuese su turno.
¿Cómo queremos crear amantes de la
lectura desde esta perspectiva?
Utilizando estas actividades, lo único
que conseguimos es que los niños vean y entiendan el acto de leer como una
obligación, una tarea sin motivación alguna porque no entienden lo que leen,
únicamente ven letras escritas y las descodifican para “demostrar” que saben
decirlas a través de la palabra.
Lo primero que pensé fue de qué manera
podía dar un giro de 180º a este tema para que mis alumnos le cogiesen el
gustillo a la lectura.
Comencé explicándoles que leer es
comprender, es interpretar desde la realidad y que si leíamos algo pero no
éramos capaces de entender su significado, la lectura no nos aportaba nada.
Para ello, trabajamos con un texto
bastante motivador, el oso marino de faunia. Aprovechamos una visita que
habíamos hecho al parque, los niños estaban como locos.
Comenzamos hablando sobre el oso marino,
qué era, qué aspectos eran los que les habían gustado más cuando les habíamos
visto….
En un primer momento, cuando nos metimos
a fondo con las actividades propias de la lectura, fui comprobando como muchos
de mis alumnos, vocalizaban mientras leían en voz baja, marcaban la lectura con
el dedo… quise centrarme en esos aspectos para empezar el trabajo. Les expliqué
que íbamos a aprender una nueva manera de leer. Me ayudó mucho apoyarme en
aquellos alumnos que mejor lo hacían, ya que eran ellos quienes les explicaban
a sus compañeros cuales eran las estrategias que debían seguir para realizar la
lectura silenciosa concretamente.
Durante mi aprendizaje en la lengua,
hicimos actividades de leer frases de un vistazo para ser conscientes de las
fijaciones que realizábamos mirando a un punto fijo de la oración. Esto me
ayudó mucho para entender cómo podían leer mis alumnos y a la vez, cómo podía
enseñarles a mejorar.
Con el tiempo, conseguimos que cada uno
de ellos empezase a leer a través de la ruta ideovisual, los ojos captaban las
imágenes del texto y el cerebro las transformaba en ideas. De esta manera,
activaban las tres principales actividades de la mente: la atención, la
memoria y la comprensión.
La primera lectura que hicieron fue muy
diferente a la que se hace en el resto de escuelas, como he dicho, leían a
través de la ruta visual, por fijaciones rápidas a la vez que van leyendo para
sí mismos. Paralelamente, utilizaban la ruta fonológica en la que
descodificaban el mensaje en voz alta.
Ambas las trabajamos desde varias
actividades:
Ø En primer lugar, realizamos tareas de memoria a corto plazo, que nos
ayudaban a ir acoplando los fragmentos significativos que se van extrayendo del
texto en cada una de las fijaciones que hacemos. Con estas actividades, mis
alumnos lograron sacar conclusiones, deducir unas cosas de otras.
Ø A continuación, pensé que era igual de importante hacer actividades
que favoreciesen la atención, es decir, que nos centrásemos en la
concentración en el momento de la lectura. Concentrándonos asegurábamos la
habilidad visual que les permitía realizar un número determinado de fijaciones
adecuadas al tipo de texto, a su legibilidad… También trabajaríamos la
comprensión o las lecturas comprensivas.
Ø No podíamos olvidarnos de realizar actividades para favorecer
la habilidad visual y la fluidez, momento en el que trabajamos mucho el no
silabear.
Ø La comprensión, ya mencionada anteriormente, era otro de
los objetivos que nos habíamos puesto desde el principio ya que recordamos, que
leer es comprender y sin comprensión, no hay lectura.
Para conseguirlo,
hicimos actividades que nos permitiesen relacionar unos datos con otros, hacer
recapitulaciones, resúmenes….
Ø Por último, ya estábamos preparados para trabajar la lectura en
voz alta (imaginaos que cantidad de pasos se saltan en los colegios en el
proceso lector de los alumnos).
Con estas actividades
estábamos realizando un acto de comprensión, pero no comprensión personal, si
no para que los demás comprendan lo que leemos.
Para lograrlo, los alumnos
se prepararon las lecturas previamente
para que la transmisión del texto, fuese adecuada.
Aunque he realizado un pequeño resumen de
todo lo que trabajamos, fue un proceso que llevó mucho tiempo. Mis alumnos fueron
corrigiendo errores poco a poco, no era sencillo habituarles a una nueva forma
de leer. Lo que mas llamó mi atención, fue conseguir que fuesen mis propios
alumnos los que pidiesen leer más con estas estrategias.
- ¿Sobre qué me gusta escribir?
¿Cualquier letra es válida para
comunicarnos?
Por supuesto que si, no hay letras más o
menos bonitas, más o menos adecuadas, pero siempre dentro de una legibilidad,
una limpieza…
En las aulas es muy común escuchar a los
maestros decir que los niños deben cuidar la limpieza, hacer mejor letra… pero,
¿alguien les enseña a corregirlo? No, simplemente dan la información de qué
deben hacer pero no les ayudan en el proceso de mejora.
En el momento que me enfrenté a esta
situación, pensé de qué manera podía ayudar a mis alumnos a mejorar su
escritura.
Para poder ayudarles, debía empezar
explicando lo que es la escritura y la caligrafía para que ellos fuesen
conscientes del trabajo que íbamos a hacer: “la
escritura es ese proceso que nos lleva a plasmar una idea, concepto o
pensamiento en un soporte visual a través de símbolos gráficos que nos permita
comunicarnos con otros. Cuando escribimos, ponemos en marcha aspectos como la
memoria, la capacidad visual, la capacidad motora con el movimiento de la mano
y la capacidad mental ya que tenemos que pensar lo que vamos escribiendo. ”
Una vez que esto quedó claro, nos pusimos
manos a la obra con distintas actividades que nos ayudasen a corregir ese
“pesado mensaje” que aparecía en cada uno de los exámenes o trabajamos que hacíamos:
“cuida la limpieza y mejora la letra”.
Empezamos trabajando fijándonos en los
aspectos que teníamos que tener en cuenta:
1.
La postura que tenemos.
2.
El movimiento gráfico que
realizamos.
3.
La presión que hacemos sobre
el lápiz o bolígrafo.
4.
La velocidad.
5.
El ritmo que iremos
cogiéndolo poco a poco.
Me parecía clave que mis alumnos supiesen
en que debíamos fijarnos cuando escribimos porque eso nos ayuda a saber qué es
lo importante para ir mejorando y avanzando hacia nuestro objetivo.
Tuve la oportunidad de trabajar con
alumnos de distinto cursos, distintos momentos de desarrollo personal.
Con todos el objetivo era el mismo así
que, las actividades eras bastante parecidas, cambiaba la dificultad del texto
que tenían que copiar y su longitud, el utensilio que utilizaríamos para
escribir y el papel sobre el que plasmaríamos el texto.
Con todos utilicé textos motivadores e
interesantes para ellos, sobre sus gustos personales. Ya que la actividad que
se les proponía no era lo que más les gustaba, copiar frases para ir
corrigiendo y mejorando la grafía, veía fundamental que el tema sobre el que
copiasen, les gustase y les apeteciese leerlo y copiarlo.
Todos mis alumnos lograron mejorar su
escritura, incluso, los más mayores, personalizaron su letra haciéndola más
personal y perfectamente legible.
“Has
mejorado mucho en limpieza y escritura” les
podrían decir a todos ellos en cada uno de los colegios que se limitan a decir
qué hacemos mal sin preocuparnos del cómo podemos corregirlo y mejorar.
- Juguemos con la ortografía y la semántica.
De nuevo, tenemos que “criticar” a muchas
de las escuelas y su forma de trabajar a la hora de ayudar al alumno con las
faltas de ortografía. Nosotros somos adultos y quizá, no nos acordemos ya de lo
difícil que nos resultaba averiguar si una palabra se escribía con b o con v, si llevaba h o no la
llevaba. Para los niños, todos esos momentos les resulta un quebradero de
cabeza que les aporta presión e inseguridad en muchos casos.
Lo primero que debemos hacer es
recordarles que las reglas ortográficas no se aprenden de memoria como podemos
hacer con un tema de historia, sino que debemos leer mucho, ver las palabras
escritas muchas veces, y de esta forma, las interiorizaremos en nuestro cerebro
sin apenas darnos cuenta.
Para echarles una mano y poder corregir
aspectos como este o como la semántica por ejemplo, donde estudiaremos el
significado y la interpretación de símbolos, palabras o expresiones, que mejor
que volver a pensar en ellos, en cómo piensan, en qué les gusta y tirar por ese
camino para que ellos, sin ser conscientes del todo, vayan aprendiendo y
mejorando estos aspectos.
En mi caso, pensé que de nuevo, íbamos a
jugar con las palabras, las sílabas…
Con algunos de ellos trabajé actividades
de “separación de palabras en sílabas”. Comencé explicando la actividad, (en
muchos casos, ellos me echaban una mano porque ya conocían el juego),
posteriormente pondríamos en práctica lo explicado, y por último, a modo de
evaluación, pondríamos en común las diferentes estrategias utilizadas para
conseguir el resultado final, trabajo que ayudó mucho a aquellos que no lo
hacían bien ya que se fijarían en estrategias utilizadas por otros compañeros,
para copiarlas en posteriores palabras y aprenderlas.
Otro de los juegos que utilicé, en este
caso para trabajar la semántica, se llamaba “Quien busca encuentra”. En este
juego buscarían palabras en una sopa de letras y posteriormente, las
clasificarían según su categoría.
Los alumnos se dejaron la piel para
encontrar el mayor número de palabras posibles, ¡que divertido fue!.
A continuación, hablamos en voz alta de
las estrategias que había utilizado cada uno para buscar las palabras y para
clasificarlas. Aprendieron muchísimo unos de otros porque cada uno dio algún
detalle concreto que ayudó al resto en siguientes sopas de letras.
No quise dejar de lado las opiniones de
mis alumnos en relación a la nueva forma de aprendizaje que habíamos utilizado.
Me interesé sobre si habían sido motivadoras para ellos, si habían aprendido,
si les gustaría repetir…. Creo que es fundamental basarnos en ellos para el
proceso enseñanza-aprendizaje. Como maestros, debemos hacerle la vida fácil al
niño ya que bastante complicado es para ellos aprender muchas de estas reglas,
como para hacérselo mas difícil nosotros a la hora de aprenderlo e
interiorizarlo.
- Indaguemos en internet.
¿Por qué los centros escolares se limitan
a enseñar a través de un libro que no ha sido hecho por el maestro ni pensado
para ese grupo de alumnos concretamente?
Esta pregunta, antes de comenzar a
estudiar magisterio, y en concreto, la asignatura de didáctica de la lengua, no
me la hubiese planteado jamás.
En mis años de alumna, pensaría que era
lo mejor forma de aprender porque el profesor lo mandaba y ellos “siempre”
tenían la razón, ¡que ingenua era!
A día de hoy, soy consciente de lo mal
que lo hacían y lo siguen haciendo. No todos los alumnos son iguales, ni
siquiera son iguales los grupo de alumnos a los que enseñamos cada año, ¿por
qué el libro si debe serlo?
Ya habíamos trabajado muchos aspectos
fundamentales de la lengua como el habla, la lectura, le escritura… y ahora
llegaba el momento de hacerlo con la morfosintaxis.
Antes de nada, como en cada una de las
sesiones anteriores, debíamos saber qué era la morfosintaxis para poder
entender qué íbamos a trabajar. “Conjunto de elementos y reglas que permiten
construir oraciones con sentido, enfocados a la cohesión textual y a la
adecuada organización de las palabras en las frases y los textos” les expliqué.
Para ponerlo en práctica, quise ir más
allá y no limitarme al libro de texto. Me parecía aburrido para el alumno y
nada motivador. Para ello pensé en algo hecho por y para ellos.
Uno de los soportes que utilizan mis
alumnos a diario es la Tablet o el ordenador, ¿por qué no dejarles trabajar y
aprender a través de ellos?
Pues así lo hice para trabajar la
morfología y la sintaxis.
Pensando en cada uno de mis alumnos,
busqué páginas en internet que les pudiesen gustar y parecer interesantes para
ayudarles en este proceso. Cada una
de ellas trabajaba con juegos divertidos,
motivadores y sobre todo, claros y atractivos para ellos.
A través de la morfosintaxis, trabajaban
dos componentes de la gramática, la morfología y la sintaxis, así que con ayuda
de todas estas webs, lograríamos “jugar” con todo, clases de palabras con
sustantivos, adjetivos, artículos, pronombres…, elementos de la sintaxis,
sujeto, predicado, sintagmas, CD, CI….
Mis alumnos, consiguieron uno de sus
últimos objetivos sin ningún problema gracias a la motivación que les producían
todas estas páginas web.
Como dije en su día, no todos los
recursos que hay en internet son válidos, tenemos que saber discriminar buena información
de la menos buena y a conocer en qué aspectos debemos hacer mas hincapié a la
hora de su elección. Por ello, si nosotros
siendo maestros, tenemos una buena base de la morfosintaxis, sabremos localizar
sin problema, las mejoras páginas para nuestros alumnos.
Ahora sí que sí, como he dicho al comienzo de esta última
entrada, me despido con una hasta luego. No dudo que seguiré en contacto con
muchos blogs a lo largo de mi vida como maestra pues nosotros, también estamos
aprendiendo todos los días y para mi aprendizaje personal, es fundamental seguir unida a
todos estos trabajos y estas ideas.
Ha sido un verdadero placer haber
aprendido gracias a esta forma de trabajar, práctica, entretenida y sobre todo, muy
motivadora.
BIBLIOGRAFÍA
- Apuntes didáctica de la lengua - Irune Labajo
- Definición de diálogo
https://es.wikipedia.org/wiki/Diálogo
- Desarrollo cognitivo - Universidad Autónoma de Madrid
https://www.uam.es/personal_pdi/psicologia/santayana/temario_des_cognitivo/des_cognitivo_6_18.pdf